El Diagnóstico Prenatal y la Medicina Fetal son las disciplinas médicas que se encarga de comprobar que el desarrollo del feto es correcto durante la gestación. Por esta razón, es parte de esta Unidad la detección y el diagnóstico de las anomalías fetales ya sean cardiopatías, cromosomopatías o anomalías neurológicas.
La espina bífida es una de estas anomalías y su estudio se lleva a cabo en la Unidad de Diagnóstico Prenatal y Medicina Fetal del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil (CHUIMI). La Dra. Raquel García Rodríguez, Miembro de esta Unidad y especialista en Neurosonografía fetal, explica en qué consiste esta patología.
“La espina bífida es un trastorno en el que no se produce el adecuado cierre del tubo neural y protruyen a través de la columna vertebral que está abierta los nervios y la médula espinal, protuyen todo lo que son las meninges” explica la doctora. Esta patología “tiene graves consecuencias en la motricidad de los niños ya que en muchas ocasiones asocia dilatación del sistema ventricular con ventriculomegalia severa y con retraso psicomotor porque no se pueden desarrollar bien las estructuras intracraneales”.
En cuanto a los problemas que produce la espina bífida, la Dra. García Rodríguez señaa que “produce lesiones de motilidad, cuanto más alto es el nivel peor es el pronóstico porque afecta al nivel más alto y cuando son espinas bífidas más abajo en la columna sacra, lo que es la zona de la cola de caballo, lo que suele dar es incontinencia urinaria y fecal importante” y destaca que “esto tiene unas consecuencias importantes en los niños a largo plazo porque son niños que van a tener una discapacidad para toda su vida”.
Cuando la doctora hace referencia al nivel de la espina bífida se refiere a la “la altura en la que está el defecto en la columna vertebral, puede estar desde la parte más alta de la columna hasta cualquier parte”. “Las más frecuentes son las que están lumbosacras que son también las menos graves o las que tienen menos consecuencias porque afecta sobre todo a la parte de la continencia, pero también tienen su riesgo de tener esa secuela para toda la vida” explica la neurosonografista.
Esta patología se detecta gracias a una neurosonografía fetal, es decir, una ecografía del sistema nervioso central del feto, durante “la semana 12-14 cuando el feto mide entre 45 y 80 milímetros”. Explica la especialista que “son fetos muy pequeños y lo vemos por unos signos indirectos al valorar la cabeza y la cara del feto y luego al buscar el defecto en la columna hacemos la ecografía, pero se necesita una formación adecuada y un equipo adecuado para poder dar el diagnóstico”.
La espina bífida es un defecto muy grave para el desarrollo de los fetos, pero “hoy en día en algunos centros a nivel internacional se puede operar dentro del útero, intraútero, en centros como Barcelona o Estados Unidos y en algunos sitios de Europa y Sudamérica se están operando”. Sin embargo, la doctora hace hincapié en que “son pacientes que tienen que estar muy bien seleccionados ya que no todos los niños se pueden operar de espina bífida, tienen que reunir unos criterios muy estrictos”. En los casos en los que ha operado que han sido muy pocos, “se ha visto que mejora el nivel de donde tiene la columna abierta, de donde tiene el defecto”. Esta cirugía que se realiza a lo largo del embarazo “se hace en el segundo o tercer trimestre y luego el niño nace normal mediante cesárea”.